Retrato de Fuera hacia Dentro

Buenos Aires. Una calle concurrida en Palermo. Los coches pasan sin parar, recordándonos que la ciudad no es nuestra, que no nos pertenece

Buenos Aires. Una tarde lluviosa de jueves. Los truenos acechando en la esquina de cada minuto. Una invitación a permanecer en el departamento a lo largo de esta jornada. El cielo recordándonos que nos encontramos a su capricho y que, efectivamente, la ciudad no nos pertenece.

Buenos Aires. El edificio que visito a lo largo de los días. También me pregunto si este edificio me pertenece. Las paredes húmedas permanecen en silencio, las sillas vacías desconocen la respuesta.

Buenos Aires. Mi amiga Patri escribe con entereza y dedicación, María trata las palabras con la misma dulzura con la que se acerca a nosotras. Jacobo escribe en un lenguaje que a veces no entiendo, pero que comprendo de alguna manera que no consigo historiar.

De ellos si que no tengo duda; me pertenencen.

Me pregunto si les ocurrirá lo mismo. Si les atraviesa esa misma certeza de pertenencia. Porque ahora, aquí sentado, puedo entender qué me pertenece, pero no consigo descifrar a quién, a dónde pertenezco.

Hoy sólo pertenezco al coche que pasa y no frena. Al relámpago que entra en el salón para acariciar la noche. A la lluvia y a la tarde del jueves. A Buenos Aires.

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